La tormenta invernal número 23 que afecto fuertemente a la capital de Coahuila, sin duda fue mayor para los automovilistas. Fue la carambola récord sucedido este martes por la noche que se desconocía en su momento la cantidad de vehículos afectados provocados por el mal clima.
No fue hasta el día siguiente cuando se contabilizó arriba de cuarenta vehículos que participaron en la mega carambola en el puente “Luis Echeverría”, en donde el mismo intenso frio que, por cierto, ya se había anunciado por parte de CONAGUA, así como en otros medios electrónicos y redes sociales, así también como en los medios de comunicación locales, congeló los puentes de la ciudad de Saltillo, Coahuila.
Muchos comentarios en las redes sociales en donde culparon tanto a las autoridades estatales, así como las locales y sobre todo la última es decir en la nueva administración del alcalde Manolo Jiménez Salinas.
Pudo haber en efecto un descuido por parte de las diferentes instancias locales como Protección Civil, Seguridad Pública, Policía de Tránsito pero al igual lo hubo en las instancias estatales como lo es en la reciente creación del Comité de Atención para Emergencias de Coahuila, instrucciones directas del Gobernador, Miguel Ángel Riquelme, en su formación para la prevención de accidentes de esta naturaleza climatológica en donde se hicieron ojo de hormiga o al menos nada oficial por parte de esa comisión hacia los coahuilenses.
Pero el principal culpable con respecto a la mega carambola, no son las autoridades de ninguna instancia, sino realmente les pertenece a los conductores saltillenses o quienes transitan en la capital de Coahuila no sabiendo conducir bajo ninguna adversidad climatológica.
Era de conocimiento general sobre la posible agua nieve, congelamiento y posible nevada en diferentes sectores de la ciudad, y aun así los conductores no supieron manejar con precauciones en donde el exceso de velocidad, el no guardar distancia, no usar señalamiento de luz para cambiar de carril, tampoco el uso de luces traseras y hasta delanteras de miles de vehículos a que confiados a la inexistencia física de los agentes de tránsito para ser multados; hacen desidia en repararlos.
Existen muchísimas unidades cuyas condiciones no son las óptimas para manejar ni siquiera en circunstancias normales. Los dueños de esos vehículos andan circulando por las noches con luces que parecen velas y otros tuertos porque tienen un foco delantero fundido.
No hay una educación, ni mucho menos respeto entre los mismos conductores mientras están en el volante, porque la autoescuela, es decir, en las calles lo que predomina la total carencia del comportamiento cortés de conducir.
Los exámenes de conducir de Coahuila, para poder emitir las licencias nuevas, así mismo como las refrendo, son ridículas en donde todo coahuilense pueden aprobar, es decir, sus cuestionamientos son tan torpes que a cualquiera le dan una licencia; es más si cualquier animal tuviera la capacidad humana de hablar y pararse en dos patas también le darían su propia licencia.
Preguntas para el otorgamiento de licencia para conducir, viene como aquella, “el color rojo, amarillo y verde en el semáforo qué significa”, y todavía el colmo es que quienes trabajan en los módulos de licencia de conducir te dan la respuesta o el de atrás que también está tramitando el mismo documento para conducir.
El examen de la práctica queda excluido porque realmente nunca lo aplican. Así que con este panorama es muy claro que existen muchísimos idiotas en el volante porque hasta un animal reacciona mejor y escucha sus propios instintos, mientras el conductor promedio saca lo mejor de su instinto cavernario.
No quiera culpar a las autoridades para aminorar su grado de estupidez en el volante y carente de educación con respeto al manejar, pero si eso los hace sentir mejor, pues síguete engañando. (Premio Estatal de Periodismo 2011 y 2013) www.intersip.org